Resumen de La competitividad portuaria en la nueva
articulación marítima
El transporte
intermodal ha permitido a los sistemas de transporte terrestre compensar las
dificultades de conexión entre varios puntos. Emergen cadenas de transporte que
se basan principalmente en el interface marítimo/ferroviario, permitiendo
ampliar la capacidad de distribución y ofertando itinerarios regulares y con
tarifas predeterminadas. La proliferación de puertos polifuncionales permite
intensificar las actividades de trasbordo necesitando amplias infraestructuras
y servicios específicos. Los puertos definidos como lugar de contacto entre los
distintos ámbitos de circulación de mercancías y de servicios se convierten en
espacios de convergencia entre sistemas de transportes, en suministradores de
servicios y se integran en un sistema de distribución de mercancías que
requieren de desarrollos logísticos. En nuestra aportación reseñamos las
distintas formas de organización que han adoptado las compañías que operan en
el transporte marítimo; los acuerdos de cooperación y las alianzas entre las
mismas; y determinamos las distintos niveles de jerarquía de los puertos
atendiendo a la conformación y al desarrollo de las compañías de transporte
marítimo en lo concerniente a las rutas y a los modelos portuarios.
Se suele afirmar
que la competitividad portuaria es aquella que mide la capacidad para captar,
concentrar, manejar y distribuir mercancías a través de los océanos. Asimismo,
es aquella que es capaz de interconectarse con otros puertos y destinos. Y,
finalmente, es aquella que viene determinada por la amplitud de su radio de
influencia, ya sea local, regional o global en lo que concierne a sus
interconexiones marítimas o terrestres. Por tanto, la capacidad portuaria no
depende exclusivamente de las infraestructuras portuarias o tecnológicas, sino
de las propias características geográficas del puerto, de su ubicación y de los
grados de desarrollo de los diversos modos de transportes que le acompañan; y,
sobre todo, de las propias estrategias comerciales de los agentes que componen
la comunidad portuaria.
Aun poseyendo
una excelente posición geográfica y unas magníficas condiciones de abrigo e
instalaciones, no quiere decir que el puerto sea competitivo o se encuentre
bien posicionado en las cadenas globales de valor y logísticas.
En la actualidad, producto de la globalización y
de los fuertes aumentos del comercio internacional de mercancías, se constata
una amplia rivalidad inter-portuaria. Las sucesivas apuestas por la obtención
de economías de escala hace que los buques sean cada vez más grandes, capaces de
transportar más mercancías a menores costes fijos; se reducen los tiempos de
tránsito de las rutas, por medio de los avances tecnológicos en las
embarcaciones; se acondicionan los puertos para poder albergar dichos navíos;
se mejora la eficiencia de los infraestructuras y servicios portuarios; las
empresas navieras de líneas regulares se alían y forman alianzas para
racionalizar sus ofertas; se fomenta la intermodalidad y la formación de
cadenas logísticas integradas; y se instauran sistemas de información y
simplificación administrativa que reducen los costes burocráticos. En suma,
asistimos a un proceso de selección y jerarquía portuaria cuyas primeras
conclusiones son la mayor concentración de los tráficos portuarios y de
instalaciones de empresas en un número cada vez más reducido de puertos y de
entornos portuarios, a la vez que se consolida la localización de clústeres o
polos tecnológicos marítimos en ciertas áreas costeras del planeta.
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